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Esther Pizarro :: UN JARDÍN JAPONÉS: TOPOGRAFÍAS DEL VACÍO :: 2014

Elementos vegetales liofilizados y preservados, fibra Valchromat, metacrilato, leds, sal
1200 x 3600 x 140 cm

Nave 16, Línea programación: Gran Escala, Matadero Madrid, Madrid, España
Obra coproducida por Matadero Madrid y Casa Asia en el marco del Año Dual España-Japón 2013-14

El proyecto presentado en la Nave 16 de Matadero Madrid, que lleva por título “Un jardín japonés: Topografías del vacío”,  confronta los principios formales y conceptuales del jardín japonés con los del mundo de la cartografía y del mapa. Este particular jardín se levanta topográficamente sobre el trazado del mapa del archipiélago nipón donde, tomando como base su mapa político que divide el país en ocho regiones, genera ocho contenedores escultóricos con una continuidad visual entre sí. La capa vegetal, constituida por musgos y plantas preservadas y liofilizadas, se articula en base a la carta demográfica de la densidad de población de Japón. Los rojos señalizan las zonas más pobladas, pasando por una degradación progresiva de naranjas, amarillos, verdes claros y verdes oscuros, para las zonas menos pobladas. Un mar de sal se extiende sobre el suelo de la sala desdibujando el límite de los volúmenes escultóricos que actúan como acantilados. Los atractores luminosos localizados en la isla central del archipiélago nipón hacen las veces de linternas, semejantes a paredes difusas que nos recuerdan los paneles de papel de arroz o shoji de la casa de té de los jardines japoneses. La iluminación recorre el ciclo de la naturaleza del día a la noche, hasta alcanzar la oscuridad total y volver a empezar.

Múltiples escalas confluyen en el proyecto: la territorial, la paisajística, la cartográfica, la humana, la urbana y la doméstica. Se trata de un jardín que agudiza todos los sentidos: la vista (a través de su intenso colorido), el tacto (mediante la singular textura de los materiales), el olfato (con el singular olor de las plantas), el gusto (gracias al inmenso mar de sal) y el oído (con la activación de registros sonoros procedentes del mar que evocan, como en el típico jardín seco, la importancia del agua).